ALAN GARCÍA Y EL SÍNDROME DEL PRESIDENTE SALIENTE “TIPO A”
Por: Gabriel Vela Quico
Se llama síndrome al conjunto de síntomas
y signos que concurren en tiempo y forma, y con variadas causas
alrededor de una enfermedad que la hacen distinguible. Con los últimos
días del gobierno de Alan García se ha inaugurado el novísimo “Síndrome
del presidente saliente”. Consiste en todas las actitudes y conductas
que realiza el presidente de la república que abandona el gobierno luego
de cinco o más años de vivir en la palacio.
El Síndrome del presidente saliente (SPS) puede
ser de tipo A o de tipo B. Es de “tipo A” cuando el gobernante saliente
se autopercibe que hizo un buen gobierno y en general se muestra
optimista, alegre; pero, agresivo y torpe. Es de “tipo B” cuando se
autopercibe derrotado o que hizo un mal gobierno y se muestra serio,
parco, avergonzado pero es más mimetizado al dejar palacio.
El
Alan García del 2011 tiene SPS tipo A, Alberto Fujimori el SPS tipo B
ya que renunció por fax y estando en Japón y luego de un gran
corrupción. Alan García del 1990 tuvo el SPS tipo B, recuérdese la
hiperinflación, la creciente violencia y el desastre laboral. Alejandro
Toledo también se despidió del gobierno con el SPS tipo A, recuérdese
que hasta huaynos cantaba y aceleraba todo tipo de inauguraciones y
colocación de “primeras piedras”.
En
nuestro caso SPS tipo A que padece Alan García lo ha llevado a
patrocinar la colocación de un gigantesco Cristo Blanco (Corcovado,
aunque parece ser “de lo robado”) y además lo ha conducido a
atropellar con inaugurar la obra del estadio nacional, dar pase a la
creación de universidades sin un estudio efectivo, a aumentar el sueldo a
los policías dejando el pasivo al nuevo gobierno, a anunciar leyes
laborales populistas, a cantar en eventos públicos, a pasear a su hijo
Dantón y mostrarse soberbio, altanero y con un super ego.
Alan
García se va dentro de pocas horas y algunos esperan que se le haga un
juicio de su gobierno, en la que deberá dar cuenta del baguazo,
moqueguanazo, del aymarazo; en ese juicio deberá juzgarse su
responsabilidad en los chuponeos, en los oscuros beneficios a las
petroleras en las que estuvo Rómulo León. Alan García se va pero su
salida tiene cola y cola larga. Está agitando el sensacionalismo, la
pose del energúmeno pedante, que cree borró su primer gobierno. Como las
cifras económicas son favorables Alan García tiene un sueño inmenso,
volver el 2016. Por eso seguirá inaugurando obras, dando decretos
populistas, financiando propaganda de sus “obras” discutibles como esa
de cero analfabetismo o miles de puestos de trabajo o luz y agua para
“todos”. El sueño de regresar el 2016 lo llevará a cometer errores
imperdonables, difícil de revivir a su partido con la fuerza que tuvo
antes.
Para
juzgar a García hay que verlo en todo sus años, no hay que perder la
memoria. Claro que tendremos García para rato pero estará en el rol de
equilibrista hasta que llegó los años 2015 en la que regresará para
intentarlo, de eso no lo duden. El SPS tipo A es contagioso, pega
también en alcaldes, en presidentes en directores. El problema es
convertir esa fuerza malévola en una oportunidad para no volver al
pasado autoritario y mercantil de los gobernantes salientes.