lunes, julio 16, 2012

VOLVERÍA A NACER EN EL PERÚ





VOLVERÍA A NACER EN EL PERÚ

Por:  Gabriel Vela Quico

Desde que tengo uso de razón las fiestas patrias han estado cargadas de chauvinismo, desmemoria y “criollismo”. Por una ridícula razón, los 28 de julio sólo se busca homenajear a los episodios de la proclamación de la independencia, a San Martín en plena de plaza de armas al lado de eufóricos limeños comerciantes. Muchos creen que eso conmemoramos el día patrio. Para ser incluso extremista, la principal fiesta del país está asociado a los militares, a los desfiles, a los héroes y próceres, al culto bélico y fratricida. Hay una gran equivocación histórica y cívica, mi patria no es una bandera ni un desfile y mucho menos una música criolla. 
Mi patria, en primer lugar, son las personas de carne y hueso, hombres y mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, trabajadores o desocupados, deportistas y artistas, que aquí viven –y no en el extranjero-, que aquí crean futuro, que aquí sufren y aquí bailan, que aquí mueren y aquí nunca mueren. La patria no es la escarapela tan bonita y decorativa de solapas de ternos finos. La patria, primero son los peruanos y peruanas no importando su color de piel, su grado de instrucción, su dinero, su vivienda. La patria es de todos que nacimos en ella. La patria no la creó San Martín, que soñaba con hacerla una vieja monarquía, ni es de Bolívar que defendiendo la república y el integracionismo, terminó siendo dictador en los primeros años de la naciente república.

La patria no se forjó solamente en las gestas emancipadoras de inicios de siglo XIX sino que arrancó desde la lucha de los indígenas, negros y esclavos de Túpac Amari, Túpac Katari, Juan Santos Atahualpa, de Micaela Bastidas, pasando por los héroes incógnitos de la infausta guerra del pacífico, de las mujeres de los comedores populares, de las humildes maestros de las zonas de frontera, de los honrados policías que enfrentaron al terrorismo y la delincuencia, de los soldados muertos en el cuartel y no en la guerra... la patria la hacemos a diario, muchas veces en el anonimato propagandístico pero protagónico en el devenir social.

Pero además la patria, también son sus riquezas, sus recursos, sus manantiales, sus ríos de Javier Heraud, sus lagos altiplánicos, sus paisajes serranos, sus plazas de armas, sus calles mojadas, sus torrenteras y huaycos, sus aguaceros, sus sequías, sus pescados y su flora-fauna multivariada.  El Perú también lo forma su territorio, diverso e inagotable, deslumbrante y acogedor. No somos un país cualquiera ni menos el mejor de todos, somos sencillamente irrepetibles y únicos. Por ello la patria no es Lima que se apoderó del poder en la colonia y la república, la patria es hasta el último confín misterioso de la frontera donde también se siente el corazón peruano.

Y la patria es su cultura que tiene “o de inca o de mandinga”, su música chicha y rokera, sus comidas con plátano o maca, sus huaynos  o marineras, sus ritos religiosos o ecuménicos, sus poetas y narradores. El Perú no es sinónimo de la música criolla ni del cajón y la marinera, el Perú es más diverso que la imagen centralista de Lima o de los llamados “costeños”. El Perú es de Chacalón, los Dávalos, Miki Gonzales y Sonia Morales. El Perú es también de los reclamos sociales, de las tomas de carreteras, del ajusticiamiento a delincuentes y alcaldes, del soborno y coima a algunos jueces... el Perú es tan complejo que no puede quedar sellado por la visión repetitiva y sicótica de quienes ven en la patria un desfile, una foto o una cerveza.

 Si volvería a nacer, escogería al Perú.

lunes, julio 09, 2012

Mi patria Perú no es una bandera, armas o música criolla


Por: Gabriel Vela Quico

La fiebre por celebrar el 28 de julio puede hacernos olvidar que es realmente la patria. La patria merece ser distanciadas de las más viejas confusiones como esa mentira de años atrás de considerar a España como la madre patria. Hoy debemos librar al concepto de Patria de tres confusiones azarosas. La primera, confundirla con la bandera, la segunda confundirla con las armas y la tercera confundirla con los criollos.

Un escolar peruano, como muchos
En plena algarabía nacional debemos precisar que la patria no es una bandera. Nuestra patria es antes que nada las personas, hombres y mujeres concretos, que aquí viven y crean su futuro, que sufren y bailan, que aquí mueren y aquí nunca mueren. La patria no es la bandera por más bonita y decorativa que sea. La patria no la creó San Martín ni Bolívar ni menos Riva Agüero o Andrés Avelino Cáceres. La patria no son sus símbolos ni sus íconos,  ni el mapa ni menos la escarapela. La patria es por encima de todo su gente. El Perú es más que su territorio, diverso y deslumbrante. El Perú no es un país cualquiera. Ni su  rojiblanco color puede remplazar a la sangre real de los caídos y los que siguen cayendo de hambre o de desesperanza. Esta nueva versión de patria debe variar los discursos, modificar las prioridades en la políticas de estado, cambiar los propios íconos que a veces sólo se repiten por inercia como la letra del himno nacional, que en realidad “nació –mal” (puesto que era un concurso para “Marcha Nacional” y no para un himno).

Una mujer peruana como muchas
Pero, tampoco la patria son las armas o uniformes que alegremente se exacerban para supuestamente enfrentar a un enemigo extranjero. La patria no son chauvinismos anti-chilenos o anti-ecuatorianos. La patria, va más allá de lo militar o castrense. La patria es sobretodo de civiles, que decidimos armar a un grupo para extremos circunstanciales, pero la patria no son armas. Es, en todo caso, una unidad, que armoniza su economía, su salud, su educación, su niñez, sus creencias y hasta sus fiestas como sus huelgas. La patria no se corona en pomposos desfiles militares, en grandilocuentes exhibiciones bélicas o, peor, en aburridos discursos protocolares. La patria no es un desfile escolar ni un gallardete. La patria no se defiende con balas ni con granadas, la patria se defiende con trabajo y con justicia. ¿Por qué que no exaltar los 28 de julio al mismo tiempo que los 4 de noviembre, fecha en la que insurreccionó Túpac Amaru II?


Nuestra patria es su gente y su tierra
Además, la patria no son de los criollos. Los criollos se beneficiaron de la emancipación en detrimento de los más sufridos peruanos de la época. La patria somos todos los peruanos y peruanas no importando su color de piel, su estatura, su grado de instrucción, o su dinero. La patria es de todos que nacimos en ella. Pero antes que nacer en ella, nos hace patriotas su propósito de defenderla no en las fronteras ni con arengas fúnebres contra vecinos. La patria pertenece también a los indígenas, negros y semi esclavos que no bailan ni cantan vals o marinera. La patria no es Lima y Lima no es el Perú, por más grande que sea o por más variada que siga siendo. La patria es Arequipa como lo es cualquier punto geográfico. Por eso debiera ir disminuyendo en el mediodía y sobretodo en el mes de julio el exceso de "música criolla" como sinónimo de "música peruana".

Pero eso sí, la patria debe ser para todos, para todos los que la forjan al día día, lejos  de los corruptos y los ociosos, lejos de la ignominia, lejos de la injusticia y la intolerancia. Parafraseando a Basadre, debemos defender la patria de sus tres grandes enemigos: los podridos (léase, los corruptos), los congelados (léase, los ineficientes) y los incendiados (léase, los violentistas). Debemos hacer patria desde el lugar donde estemos, desde nuestro más pequeño baluarte o trinchera porque mi patria es hermosa como una espada en el aire, más grande aún y más hermosa todavía. (Javier Herud).