lunes, julio 09, 2012

Mi patria Perú no es una bandera, armas o música criolla


Por: Gabriel Vela Quico

La fiebre por celebrar el 28 de julio puede hacernos olvidar que es realmente la patria. La patria merece ser distanciadas de las más viejas confusiones como esa mentira de años atrás de considerar a España como la madre patria. Hoy debemos librar al concepto de Patria de tres confusiones azarosas. La primera, confundirla con la bandera, la segunda confundirla con las armas y la tercera confundirla con los criollos.

Un escolar peruano, como muchos
En plena algarabía nacional debemos precisar que la patria no es una bandera. Nuestra patria es antes que nada las personas, hombres y mujeres concretos, que aquí viven y crean su futuro, que sufren y bailan, que aquí mueren y aquí nunca mueren. La patria no es la bandera por más bonita y decorativa que sea. La patria no la creó San Martín ni Bolívar ni menos Riva Agüero o Andrés Avelino Cáceres. La patria no son sus símbolos ni sus íconos,  ni el mapa ni menos la escarapela. La patria es por encima de todo su gente. El Perú es más que su territorio, diverso y deslumbrante. El Perú no es un país cualquiera. Ni su  rojiblanco color puede remplazar a la sangre real de los caídos y los que siguen cayendo de hambre o de desesperanza. Esta nueva versión de patria debe variar los discursos, modificar las prioridades en la políticas de estado, cambiar los propios íconos que a veces sólo se repiten por inercia como la letra del himno nacional, que en realidad “nació –mal” (puesto que era un concurso para “Marcha Nacional” y no para un himno).

Una mujer peruana como muchas
Pero, tampoco la patria son las armas o uniformes que alegremente se exacerban para supuestamente enfrentar a un enemigo extranjero. La patria no son chauvinismos anti-chilenos o anti-ecuatorianos. La patria, va más allá de lo militar o castrense. La patria es sobretodo de civiles, que decidimos armar a un grupo para extremos circunstanciales, pero la patria no son armas. Es, en todo caso, una unidad, que armoniza su economía, su salud, su educación, su niñez, sus creencias y hasta sus fiestas como sus huelgas. La patria no se corona en pomposos desfiles militares, en grandilocuentes exhibiciones bélicas o, peor, en aburridos discursos protocolares. La patria no es un desfile escolar ni un gallardete. La patria no se defiende con balas ni con granadas, la patria se defiende con trabajo y con justicia. ¿Por qué que no exaltar los 28 de julio al mismo tiempo que los 4 de noviembre, fecha en la que insurreccionó Túpac Amaru II?


Nuestra patria es su gente y su tierra
Además, la patria no son de los criollos. Los criollos se beneficiaron de la emancipación en detrimento de los más sufridos peruanos de la época. La patria somos todos los peruanos y peruanas no importando su color de piel, su estatura, su grado de instrucción, o su dinero. La patria es de todos que nacimos en ella. Pero antes que nacer en ella, nos hace patriotas su propósito de defenderla no en las fronteras ni con arengas fúnebres contra vecinos. La patria pertenece también a los indígenas, negros y semi esclavos que no bailan ni cantan vals o marinera. La patria no es Lima y Lima no es el Perú, por más grande que sea o por más variada que siga siendo. La patria es Arequipa como lo es cualquier punto geográfico. Por eso debiera ir disminuyendo en el mediodía y sobretodo en el mes de julio el exceso de "música criolla" como sinónimo de "música peruana".

Pero eso sí, la patria debe ser para todos, para todos los que la forjan al día día, lejos  de los corruptos y los ociosos, lejos de la ignominia, lejos de la injusticia y la intolerancia. Parafraseando a Basadre, debemos defender la patria de sus tres grandes enemigos: los podridos (léase, los corruptos), los congelados (léase, los ineficientes) y los incendiados (léase, los violentistas). Debemos hacer patria desde el lugar donde estemos, desde nuestro más pequeño baluarte o trinchera porque mi patria es hermosa como una espada en el aire, más grande aún y más hermosa todavía. (Javier Herud).

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