jueves, junio 11, 2009

libro XXIII LECTURAS ACERCA DE PEDAGOGÍA de GABRIEL VELA QUICO


No se podría ser profesional de la educación si sólo se sabe enseñar. Limitar la labor del profesor a una especialidad o un grado o ciclo del sistema educativo es reducirlo a una semi-profesión. Este puede ser un problema capital en los centros de formación inicial: preparan a futuros “enseñadores” más no a “profesionales de la educación”.
Si asumimos que la educación crea desarrollo de las personas y de los pueblos, no puede limitarse la labor del profesor a preparar clases, “dictarlas” y luego evaluarlas. El profesional de la educación debe entender que la persona es el eje de cualquier desarrollo, y para ello debe conocer las bases científicas del hecho educativo, sea en la escuela o fuera de ella. Ese estudio le permitirá conocer y entender que la Pedagogía es la ciencia que nutre la labor educativa, le da el conocimiento suficiente para dirigir las investigaciones, establecer los nexos con otras ciencias, regular las decisiones en el aula, aportar al desarrollo de la persona y sobre todo le dará el carácter científico al hecho educativo, tan venido a menos por esa larga carga “tecnicista” y “metodológica” con que se implementan reformas o diseños curriculares de parte de los gobiernos de turno.
Los profesores deben de recordar que la experiencia cotidiana desligada de una teoría conduce al “pragmatismo” peligroso de ser sólo operadores de un sistema que debemos cambiar. Es importante comprender el nexo entre teoría y práctica. Tenemos la obligación moral de conocer la teoría de la educación, los supuestos conceptuales de las situaciones y procesos educativos.
Los profesores no pueden confundirse con ser docente, maestro, pedagogo o educador. El hecho de tener una asignatura a su cargo, escribir en la pizarra, tomar exámenes, cobrar un sueldo o incluso hacer orientación o investigación no da rigurosamente la condición de profesor. Quienes haciendo uso de su profesión hacen labores de enseñanza no son profesores, sino docentes. Docente a la persona que realiza labores de enseñanza, de instrucción, de transmisión de información, ayudado con demostraciones prácticas, con exámenes, con toda ese halo de magisterio. El docente puede ser o no profesor, finalmente su labor es enseñar. Por ejemplo, el que sabe que danza y enseña danza, es docente de danzas; el médico que enseña en la universidad será docente de medicina pero no necesariamente profesor de medicina. El Profesor, en cambio, es el profesional de la educación, es la persona que ostenta estudios y el título para dedicarse a labores de enseñanza, formación, investigación, administración, orientación, desarrollo humano, etc.. Puede ser Licenciado en Educación o el título de “profesor”. El profesor tiene dos campos definidos de trabajo, la docencia y la administración. En cambio, maestro proviene de “magister” que a su vez lo componen dos voces, “magis” que significa “más” y de “ter” que significa “tres”. Alude a que el maestro debe saber tres veces más. Así lo era en la época medieval cuando sabía más que el oficial y más que el aprendiz. Vulgarmente, maestro sigue asociado al desempeño de labores artesanales o pequeños oficios como carpintero o albañil. Empero, en términos pedagógicos, MAESTRO es la persona que por sus cualidades, práctica, obra, ideales, tiene discípulos o ha creado una corriente de pensamiento o de acción. El maestro entonces puede tener o no formación académica en educación, puede ser o no profesor, lo que hace su distinción es su capacidad de trascender y hacer trascender, de permanecer en el tiempo a pesar de los cambios generacionales. Por ejemplo, José Antonio Encinas fue un maestro, como lo fue José Carlos Mariátegui. Educador es la persona que interviene en la formación de otra, de modo directo e indirecto pero que trasciende en ella. Educar viene de educare de “dar forma” y de ex ducere o sea “sacar de adentro hacia fuera”. La función de educar no es privativo del profesor. Educador puede ser el padre o madre de familia, el estudiante de sus profesores o de sus compañeros. Educador puede ser el policía, el vendedor de diarios o el periodista que dirige, y a veces mal conduce un medio. En cambio, Pedagogo no es aquel que enseña pedagogía sino el estudioso del fenómeno educativo, es el científico entregado a la investigación educativa, quien proporcionaba teoría educativa que describa, explique y predigan los hechos y fenómenos educativos. No hay muchos pedagogos porque la investigación está malvenida o menospreciada. Por estas consideraciones, el 6 de julio en el Perú al menos, es día del profesor en recuerdo a la creación de la primera Escuela Normal en el Perú.

Hecha estas aclaraciones, la presente publicación está dividida en cuatro partes. En la primera, se analiza una visión de la pedagogía, el concepto y sentido de la educación; precisando que esta práctica supone interacción de sujetos que enseñan y sujetos que aprenden. En la segunda parte, se discute sobre los fundamentos y alcances de la pedagogía. Se debate los fundamentos epistemológicos y sus tendencias actuales, y se enfoca los diversos “modelos pedagógicos” que están vigentes e implícitos en la práctica educativa. La tercera unidad se presenta los fundamentos de la pedagogía; y, en la cuarta parte la finalidad de la educación y la pedagogía. Esta obra ha tomado diversas lecturas de textos como Pedagogía General de Javier Talavera, Sigfredo Chiroque, entre otros.
Espero que estas lecturas ayuden a desarrollan un enfoque científico de la tarea educativa, ya que el profesor no debe ser un enseñador sino un profesional de la educación.


Gabriel Vela Quico

ENCINAS, UN HOMBRE DE IZQUIERDA



Encinas fue polifacético y realmente un maestro. No fue un profesor, fue un maestro, tiene y tendrá discípulos. La vida política lo recuerda como Diputado por Puno (1919-1923) y senador de la república (1945-1955). Olvida que fue desterrado por Leguía (1924, 1932, 1936) debido a su conducta anti reeleccionista y por ser un “peligro” para la democracia (léase “dictadura”). Sus principales iniciativas legislativas fueron para la dación de un código de defensa del niño, el voto de los analfabetos y el anhelado voto de la mujer.
Preguntado por su filiación político dijo “Yo tengo una posición de hombre de izquierda” pero aclaro que “….no soy comunista” y en otra parte indicó “si defender a los niños olvidados en mi país, es ser comunista, les digo: soy más que comunista”. Fue sin embargo, un “librepensador” no tuvo una filiación partidaria sino un vehemente propósito de mejorar la condición del indio y con ella la educación. Cuando se le propuso ser Ministro de Educación dijo: “Lo aceptaría con tal que se ponga un aviso en la puerta de Ministerio prohibiendo la presencia de senadores y diputados”, eran los años mozos del “clientelaje político” tan puesto de moda por el fujimorismo.
Su propuesta más importante para el magisterio fueron seis exigencias: vocación, preparación, visión, patriotismo, inteligencia y conocer al niño, así se desprende de su obra El problema de profesorado nacional: “ 1El magisterio es una de las profesiones de verdadero sacerdocio, 2no todos por más hábiles e ilustrados que sean pueden enseñar, mucho menos educar, 3es una tarea que impone abnegación, paciencia y fe en el porvenir, 4amor al país, 5inteligencia e ilustración, 6conocimiento y amor a la infancia, connaturalización con ella y con su vida”.
Finalmente, sentenció como una clara muestra que la política puede y debe ser inherente a la tarea de educar: “Somos y debemos ser políticos. La vida ciudadana no se concibe sino dentro del antagonismo político; quien renuncia a la vida política, o quien solicita esa renuncia, pierde por este simple hecho toda su valía como ciudadano" y más adelante dijo “La escuela no puede preparar siervos” sino, se entiende, hombres y mujeres libertarios, capaces de humanizar la humanidad.

miércoles, febrero 04, 2009

Introducción al texto Estudiar: placer y deber



En una sociedad globalizada y basada en el mercado consumista, el “triunfo” está centrado en lo material, en las mercancías o en lo lucrativo. El “triunfo” vale como equivalente a poder sobre las cosas o las otras personas, y no sobre uno mismo en bien de la sociedad. El triunfo debiera ser la coronación de la más amplia felicidad personal y colectiva. Sin embargo, existe una confusión en la frase “El que estudia triunfa”. Aunque vivimos en un país donde no todos los que estudian son jóvenes ni todos los jóvenes son estudiantes, el estudio bien llevado debe ser un deber y un placer.

El arte de saber estudiar no consiste sólo en leer. Estudiar, como bien sostuvo el viejo gurú Emilio Mira y López, es concentrar todos los recursos personales en la captación y asimilación de datos, relaciones y técnicas conducentes al dominio de un problema. Es decir, se estudia con todo el cuerpo, no sólo con la vista o la mano.

A diario vemos niños, niñas y jóvenes cogidos de un texto o portando un cuaderno, dizque estudiando. Sus gestos y rituales tratan de semejar el proceso del estudio, cuando sólo se logra posar la vista sobre los signos o símbolos. Ni siquiera es un proceso de lectura menos de estudio. Y es que los procesos de aprender demandan diversos sub procesos, como jugar, trabajar, reir, enamorar, escuchar, hablar, luchar, escribir, experimentar, errar y corregir, entre otros.

El buen estudiante no es el que luce buenas notas. Tampoco el que lee muchos libros o el que habla bien. El buen estudiante es el que está consagrado a procesar y crear información, no importando su edad ni el campo del saber. Buen estudiante es el que siempre aprende. El sistema educativo, por otro lado, aún no enseñan a estudiar. Existen pocos eventos sobre estrategias de aprendizaje, sobre métodos y técnicas de estudio o sobre tácticas de los procesos intelectuales. Algunos docentes reclaman buenos estudiantes pero en realidad piden buenas notas. Y esos buenos estudiantes no siempre tienen notas altas ni tienen porque hacerlo. Debieran los profesores y profesoras enseñar a estudiar, aprender a aprender, no sólo con charlas o empaquetados de internet sino con esa actitud que rodea al gusto por aprender. También debieran los estudiantes dedicarse honradamente a estudiar.

Estudiar no es un acto doloroso, la letra nunca entró con sangre, así entró más bien el miedo, el trauma, el odio a estudiar. El verdadero aprendizaje es un acto placentero, de realización humana, de vivir plenamente. Por eso el día del estudiante lo es también del profesor. Profesor que deja de estudiar debe dejar de enseñar. En China, “profesor” significa el que siempre aprende y no el que siempre enseña. Esta es la lógica de los tiempos nuevos, donde el conocimiento se crea en colectivo, donde nadie dice la verdad a otro (léase su verdad).

Este libro presenta información sobre cómo estudiar para aprender mejor. Se ocupa primero de los retos de la universidad en tiempo actuales, luego los factores del estudio, después los métodos y técnicas de estudio, para concluir con las estrategias de aprendizaje. Esperamos que sirva para formar una nueva generación de estudiantes, más allá de su edad, de la carrera profesional que elijan o del tipo de condiciones sociales que tengan porque el estudio es una herramienta intelectual esencialmente de todas las personas.

sábado, enero 31, 2009

PRESENTACIÓN DE CUESTIÓN DE PERSPECTIVA DE GABRIEL VELA QUICO


Sonó el teléfono y escuché la voz inconfundible de Gabriel. ¡Hola Hugo!… - ¿Está ya la presentación del libro?... No sé cuántos días habían pasado y la verdad, sólo le había dado una ojeada al manuscrito que me había dejado.

Confieso que tengo una envidia sana, a las personas que como Gabriel, han adquirido el hábito de escribir desde muy temprana edad. Es ciertamente uno de mis defectos, pero no por ello, disculpa para no intentar hacerlo como el autor lo hace en las siguientes páginas.

Cuestión de perspectiva, comentarios y ensayos periodísticos, es una rica recopilación de una variedad de temas estrechamente vinculados al quehacer social, político, económico y cultural de nuestra sociedad. Recoge mucha información que combina con una vasta experiencia y sentido común de las cosas. Cada uno de los comentarios son enriquecidos con datos vigentes y argumentos consistentes.

Provocador, cuestionador, crítico y autocrítico, son las imágenes que emergen de cada uno de los comentarios y ensayos que Gabriel nos presenta. Lenguaje comprensible aunque en algunas partes salpicado de algunas palabras técnicas que necesitan de alguna explicación. Sin embargo, su lectura es sencilla y comprensible, quizás por la misma construcción de las ideas que antes de respetar reglas de producción, responde a intereses del ciudadano, pensando siempre en su audiencia, en sus lectores.

Periodísticamente bien logrado. Gabriel Vela utiliza en la mayoría de estas páginas, el “Comentario”. Formato de opinión que busca emitir un juicio de valor sobre un hecho o un tema importante en la vida de un pueblo plagado de noticias negativas.


Alguien dijo que hay que escribir, ni tan cerca de la vela que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre. Es en este sentido que los comentarios y ensayos de Gabriel resultan bastante útiles para educar, para motivar a la reflexión, al análisis y por supuesto para tomar una decisión. Se nota que es la realidad misma y su complejidad la que lo anima a comentar. Diría más, es el servicio al público, es responder a la necesidad de aclarar, de analizar, de argumentar, de razonar un hecho de actualidad, o una determinada situación social lo que anima a escribir. Creo uno sólo debería hablar, cuando tiene algo que decir, cuando tiene algo que aportar. Y de eso, tiene mucho la pluma de Gabriel. Un comentarista que escribe, que habla cuando le arde al alma por comunicar.

El libro consta de 6 capítulos. El primero y más extenso dedicado a la educación como derecho y esperanza de los pueblos. Hay aportes sobre el rol de la universidad y del docente, pero también del rol que tiene que tener un estudiante y el papel que cumple la sociedad civil y sus organizaciones.

El capítulo 2, nos sumerge al análisis de la política como instrumento de desarrollo y realización humana. Con un enfoque de educación y responsabilidad ciudadana. El capítulo 3 tiene una estrecha relación entre educación y periodismo. Enfatiza el rol del periodista con una ácida crítica al trabajo que realiza en los diferentes medios de comunicación.

Los capítulos 4, 5 y 6 están relacionados a los deberes y derechos ciudadanos. Su rol que juegan en la sociedad. Valores, principios vigentes y cultura. Además destaca una serie de comentarios sobre el rol de la mujer en la casa, pero con mucho énfasis en la vida pública.

Definitivamente, “Cuestión de perspectiva comentarios y ensayos periodísticos” está llamado a convertirse en un material de consulta y de lectura obligada para los estudiantes de toda rama, pero especialmente de educación y periodismo. Pero sobre todo, es UN APORTE AL DESARROLLO HUMANO.


Lic. Hugo Condori Chambilla
Director de Radio Yaraví
Centro de Comunicación Ama Kella