miércoles, febrero 04, 2009

Introducción al texto Estudiar: placer y deber



En una sociedad globalizada y basada en el mercado consumista, el “triunfo” está centrado en lo material, en las mercancías o en lo lucrativo. El “triunfo” vale como equivalente a poder sobre las cosas o las otras personas, y no sobre uno mismo en bien de la sociedad. El triunfo debiera ser la coronación de la más amplia felicidad personal y colectiva. Sin embargo, existe una confusión en la frase “El que estudia triunfa”. Aunque vivimos en un país donde no todos los que estudian son jóvenes ni todos los jóvenes son estudiantes, el estudio bien llevado debe ser un deber y un placer.

El arte de saber estudiar no consiste sólo en leer. Estudiar, como bien sostuvo el viejo gurú Emilio Mira y López, es concentrar todos los recursos personales en la captación y asimilación de datos, relaciones y técnicas conducentes al dominio de un problema. Es decir, se estudia con todo el cuerpo, no sólo con la vista o la mano.

A diario vemos niños, niñas y jóvenes cogidos de un texto o portando un cuaderno, dizque estudiando. Sus gestos y rituales tratan de semejar el proceso del estudio, cuando sólo se logra posar la vista sobre los signos o símbolos. Ni siquiera es un proceso de lectura menos de estudio. Y es que los procesos de aprender demandan diversos sub procesos, como jugar, trabajar, reir, enamorar, escuchar, hablar, luchar, escribir, experimentar, errar y corregir, entre otros.

El buen estudiante no es el que luce buenas notas. Tampoco el que lee muchos libros o el que habla bien. El buen estudiante es el que está consagrado a procesar y crear información, no importando su edad ni el campo del saber. Buen estudiante es el que siempre aprende. El sistema educativo, por otro lado, aún no enseñan a estudiar. Existen pocos eventos sobre estrategias de aprendizaje, sobre métodos y técnicas de estudio o sobre tácticas de los procesos intelectuales. Algunos docentes reclaman buenos estudiantes pero en realidad piden buenas notas. Y esos buenos estudiantes no siempre tienen notas altas ni tienen porque hacerlo. Debieran los profesores y profesoras enseñar a estudiar, aprender a aprender, no sólo con charlas o empaquetados de internet sino con esa actitud que rodea al gusto por aprender. También debieran los estudiantes dedicarse honradamente a estudiar.

Estudiar no es un acto doloroso, la letra nunca entró con sangre, así entró más bien el miedo, el trauma, el odio a estudiar. El verdadero aprendizaje es un acto placentero, de realización humana, de vivir plenamente. Por eso el día del estudiante lo es también del profesor. Profesor que deja de estudiar debe dejar de enseñar. En China, “profesor” significa el que siempre aprende y no el que siempre enseña. Esta es la lógica de los tiempos nuevos, donde el conocimiento se crea en colectivo, donde nadie dice la verdad a otro (léase su verdad).

Este libro presenta información sobre cómo estudiar para aprender mejor. Se ocupa primero de los retos de la universidad en tiempo actuales, luego los factores del estudio, después los métodos y técnicas de estudio, para concluir con las estrategias de aprendizaje. Esperamos que sirva para formar una nueva generación de estudiantes, más allá de su edad, de la carrera profesional que elijan o del tipo de condiciones sociales que tengan porque el estudio es una herramienta intelectual esencialmente de todas las personas.

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