CRÍTICAS Y REFLEXIONES AL PLAN LECTOR
(Ensayo presentado en el X CONGRESO NACIONAL LINGÜÍSTICO LITERARIO "MARIO VARGAS LLOSA" Y II INTERNACIONAL "PEDRO LUIS GONZÁLES PASTOR" OCTUBRE - 2012)
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Gabriel Vela Quico |
Universidad Nacional de San Agustín - Arequipa
RESUMEN
Este ensayo revisa panorámicamente diez problemas sobre la aplicación del Plan Lector en las Instituciones Educativas del Perú, desde una perspectiva crítica. Se hace un análisis esencialmente de los aparentes logros obtenidos cuando muchas veces son limitaciones. El plan lector no se ha convertido en un diálogo entre autor y lector sino en una simple actividad administrativa. Se constata que muchos docentes no leen y tienen una tendencia a escoger pequeñas lecturas de autoayuda que no desarrolla competencias lectoras ni capacidades argumentativas. Propone eliminar el plan lector como actividad del plan de trabajo de las Instituciones Educativas para convertirse en una verdadera cultura del aprender donde el profesor sea un verdadero mediador de dichos procesos humanos.
Palabras clave: Plan lector, lectura, docente.
gabrielvelaquico@gmail.com
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo abordaremos diez tópicos críticos del Plan Lector en el Perú que tiene a sus veces algunas recomendaciones que pueden ayudar a crear una cultura de lectura antes que un Plan:
PRIMERO: La
primera inquietud es por qué la lectura debe ser un plan y no una cultura.
Como todos recordamos los resultados de la
prueba PISA en el Perú no sólo fue catastrófica en razonamiento matemático sino
esencialmente en comprensión lectora. No leemos o leemos poco. También tenemos
la costumbre de darnos por enterados de algo que apenas conocemos. En
consecuencia, el Ministerio de Educación desarrolló una campaña o movilización
para que se pueda o revertir o reducir los bajos aprovechamientos cuando se
lee. Actualmente todas Instituciones Educativas públicas o privadas tienen que
desarrollar un Plan Lector y hacer un informe evaluativo del mismo.
Sin embargo, leer debiera ser tan
consustancial como respirar o caminar. Lo que se buscó desde el Ministerio de
Educación fue paliativo, se aplicó primeros auxilios antes que una cultura
preventiva. Lo que sucede con el Plan Lector es casi lo mismo que los
simulacros de sismo, convertidos sobretodo en prácticas de evacuación. Se hace,
se cumple y se evalúa pero realmente no prepara para un siniestro. El plan
lector como tal, como se lleva ahora al menos, debe desaparecer para dar paso a
un cultura de lectura y sobre todo de crecimiento personal. Leer es una forma
de vivir, de proyectar vida y ayudar a construir proyecto de vida.
SEGUNDO: Las
instituciones educativas aún no generan un clima favorable para leer, la
mayoría de veces el plan lector es un mero asunto administrativo y no
pedagógico.
Es verdad que los profesores deben lidiar
contra una omnipresencia de las empresas privadas de comunicación (mal llamados
medios de comunicación) y es verdad que ya no es la TV o el cine el más
influyente, sino las redes y accesos a internet. Esta macro cultura ha
doblegado a la cultura de leer y ha santificado a lo audiovisual. Ya no se “lee”
sino se “ve”. Pocos estudiantes han “leído” Harry Poter pero si lo han visto. Incluso
muchos creen saber mejor la obra que haberlo leído.

TERCERO: En
general, los profesores no leen y si lo hacen hay una pauperización de sus
lecturas.
Bajo un modelo económico que no reconoce la dignidad
magisterial ha provocado sueldos ridículos para profesionales de la educación
que tiene como correlato una precarización de los libros o información que
consultan. El sistema no ayuda a que los profesores lean y si lo hacen lee poco
o leen pobremente.
Sin embargo, hay que reconocer que dicha
precarización no justifica que en vez de comprar un buen libro (si es que dicha
palabra puede ser aceptada) se compre diarios basura al estilo fujimorista o de
aquellos cargados sólo de notas sensacionalistas. El diario deportivo puede ser
más leído que una obra literaria o filosófica. En la última huelga magisterial
se leyó mucho los manifiestos sindicales que hablan de reclamos salariales,
pero en general el profesorado lee casi nada sobre cultura en general y sobre
formación pedagógica.
Los profesores que siguen cursos de posgrado o
especializaciones sí leen o al menos tratan de hacerlo, pero el interés es más
para aprobar un curso o realizar una exposición evaluada de maestría o
doctorado. Hay estudios que demuestran que los profesores mantienen en su
pequeña biblioteca la mayoría de libros de su época universitaria, porque luego
la compra de libros es prácticamente ausente.
Es una verdad de perogullo afirmar que si el
profesor no lee o lee poco influirá negativamente en su rol mediador ante el
estudiante o el padre de familia promedio. Malos lectores producen malos
lectores.
CUARTO: El plan
lector no tiene su obstáculo principal en que los libros sean caros sino más
bien en que haya muchos baratos.
El hecho que existan libros a bajo costo y
sean accesibles a un mayor público ocasiona que se deje de lado a los libros
que por diversas razones no puede ser barato. Lo barato no siempre es bueno, y
eso es válido para los libros.
Si el profesor es quien filtra las lecturas o
los libros que van a ser leídos queda claro que habrá la tendencia a escoger
obras con “mensaje” o de “desarrollo personal” como Cautemoc, Paulo Cohelo,
Juventud en éxtasis, la vaca, quien se robó mi queso, etc. Esos libros son
llamados de autoayuda, pero realmente es sub literatura. Es lo que algunos
llaman basurización del plan lector. Son libros dirigidos a un público perezoso
de leer y sobre todo a un lector que no quiere leer sino entretenerse. Si eso
se hace leer a los estudiantes creerán que eso basta. Las huellas cerebrales
que puede producir en los estudiantes tiene un costo negativo. La ciencia, el
arte, la poesía, el periodismo, la política o la tecnología quedará como pasión
de los adultos.
La contradicción puede ser o “que lean lo que
sea pero que lean” o “”que sepan escoger lo que lean si no que no lean”. No es
fácil resolver esta dicotomía. Pero recordemos que la lectura no es un fin sino
un medio. La lectura misma no interesa sino la finalidad. La lectura busca el
razonamiento, el desarrollo de las capacidades argumentativas, el desarrollo
humano.
El plan lector debiera desarrollar las
competencias lectoras, entendidas como la capacidad y habilidad que tiene el
estudiante para entender, comprender, interpretar, reflexionar, analizar,
criticar y re-crear textos. La ilusión de cumplir un plan lector no debe
llevarnos la ilusión de que desarrollan estas capacidades lectoras. No sólo
leer literalmente (leer las líneas), ni
leer inferencialmente (leer entre líneas) sino leer críticamente (leer tras las
líneas).
QUINTA: El plan
lector se desarrolla en una hora de lectura semanal o en encargos extra
escuela, que terminan mutilados por el abuso a la red.
La mayoría de Instituciones Educativas
empezaron con el plan lector diario. Unos minutos del día dedicados a leer,
todos debían leer, hasta el director, el auxiliar o la secretaria. Luego el
plan fracaso. La rutina y maquinaria del sistema terminó desactivando el plan
diario para quedar como una jornada semanal. Pero la hora semanal de lectura
tiene un contenido más formalista y burocrático que formativo.
Por el llamado cumplimiento de horas
efectivas en las IE la horas de lectura han ido decayendo hasta volverse a
tareas extraescolares. Se lee en casa, se lee aparentemente en casa. Los
resúmenes de obras ha sido sustituido por los trabajos colgados en internet. El
estudiante se ha vuelto control C, control V.
Si el profesor no tiene el acceso suficiente
para filtrar no sabe si dichos trabajos corresponden a la lectura o a la
plagiadura.
SEXTA: Los libros comprados o los libros donados
tienen un trasfondo ideológico pobremente percibido como riesgo.
La lectura es un diálogo entre autores
convocados para resolver inquietudes o para plantearles inquietudes. Si se lee
como se respira el estudiante debe cuidar el oxígeno y rechazar el tóxico. Hay
IE que financian el plan lector con el aporte dinerario de los padres de
familia que se enganchan a editoriales para brindarles lecturas dizque adaptada
a los niños, a sus intereses, a sus potencialidades. En realidad se suelen leer
muchas cosas ligadas a mensajillos o a historias felices. Lo que se lee siempre
traduce un propósito o se puede sacar de él un propósito. No hay libros con
lecturas “imparciales” o lecturas “neutras”.
Ser consciente de ello es un asunto capital.
Lo mismo ocurre con las películas de estreno como la letra de las canciones. No
podemos olvidar el incendio de los almacenes de libros del Ministerio de
Educación a pesar que el MED quería bautizarlo como “un buen inicio del año
escolar”. Para muchos, detrás de estas acciones criminales se encontraban las
editoriales de libros, es decir, empresas que negocian y mercantilizan a los
colegios y corrompen a profesores con porcentajes o con premios por asegurar la
venta de libros. El plan lector fue para ellos una nueva oportunidad de hacer
negocios.
Incluso volvieron escritores a simples
aficionados, que por tener el poder de la editorial, sus mamotretos fueron a
parar como libros seleccionados en el plan lector. Si no nos hemos dado cuenta,
en esas lecturas se traduce una forma de pensar, de sentir, de vivir. Después
nos quejamos de la alienación o de las expresiones absurdas de algunos
lectores.
Cuando hay libros donados se suele regalar
sobras, de aquello no vendido, de los remates o incluso se regala lo que no nos
gusta. Se dona lo que estuvo a punto de ser reciclado. Por eso las donaciones
de libros debieran ser filtrados antes de empolvar los caídos estantes de
algunas bibliotecas.
SÉPTIMA: Un buena
lectura demanda materiales obligatorios para leer como diccionarios,
diccionarios especializados, como bibliografías o fichas de lectura.
Algunos colegios tienen libros amordazados en
estantes bajo llave, en vitrinas que mal adornan las oficinas de los directores
o sub directores. Y todavía se atreven a decir que los libros están al servicio
de los estudiantes. Algunos colegios tiene bibliotecas y de las buenas. Lo que
falla son bibliotecarios profesionales, y no administrativos que van a estos
puestos como castigo o rotación del personal. Si el bibliotecario cree que su
rol es despachar libros, habría que despacharlo del colegio. Su rol es otro, es
más promotor, cautivador, orientador, armonizador. El bibliotecario debe ser un
adicto a la lectura, si cae el término.
Pero la lectura demanda recursos accesorios
como diccionarios, y de los más diversos. También debe incluirse biografías.
Estos medios auxilian inmediatamente al lector para poder entender o
interpretar o mejor dialogar con el libro. En una biblioteca no sólo hay libros
sino lectores, dialogadores.
Muy pocos leen en la biblioteca, la mayoría
tiene sus propios espacios en sus habitaciones, en sus salas o en sus casas.
Los niños no siempre deben tener libros
grandes con letras grandes y muchos dibujos. Lo atractivo del libro no siempre
es la forma, aún para niños. Los colegios debieran tener forma de acceder a los
audiolibros, los libros ya no se lee sino se escuchan. Para ello los recursos
de internet permite convertir el texto Word en audio. Leer puedo tomar formas
insospechadas aunque el papel y las formas típicas del libro, no perderán su
magia.
OCTAVA: La forma
como se evalúa la comprensión de lo leído no siempre debe ser a través de preguntas
examen de ingreso.
El plan lector ha incorporado las preguntas
de comprensión lectora como forma de verificar si el estudiantes aprendió. El
tipo de ítem se asemeja al tipo examen de ingreso a la universidad. De esta
manera, las preguntas de selección múltiple han sido tradicionalmente las más
preferidas. Pero una cosa es la selección y otra la evaluación.
Es justificable en un examen de ingreso a la
universidad este tipo de preguntas ya que el propósito es seleccionar, aceptar
a algunos estudiantes y rechazar a otros. Pero la lectura formativa debe tener
otra forma de evaluar. Una de ellas sería el debate o conversación que pone en
evidencias la capacidad de argumentar. No sólo que dijo o no el autor sino cómo
he procesado la información para enriquecer mi proyecto de vida.
La idea es promover la interacción, el
diálogo, la dialéctica, en la que se confrontan puntos de vista distintos y en
la que incluso se defiende el punto de vista opuesto.
NOVENA: Mucha
información de los planes lectores se pierde por la anomia de especialistas del
Ministerio.
Cada año los colegios presentan, ejecutan y
evalúan los planes lectores. Se tiene cientos o miles de hojas con matrices y
con aportes de los responsables del plan lector pero todo esa información queda
en nada. No hay cultura de procesar adecuadamente la información que se produce
en los colegios. Por eso se repiten los mismos errores. La escuela ha caído
atrapada a un inmovilismo peligroso. Cada año nuevo se repite el anterior
porque “así siempre se ha hecho y se seguirá haciendo”.
Las excelentes experiencias de plan lector no
han trascendido más que en el mismo colegio. Lo poco que se encuentra como
exitoso no ha sido sostenido. El proyecto Recrear, los esfuerzos de telefónica
o lo que las ONG han hecho para alimentar el plan lector, no es articulado
adecuadamente. Lastimosamente los planes de lectura sólo sirve para poner un
sello.
DÉCIMA: El plan
lector debe demandar bibliotecas de aula, de colegio,
de municipio o una buena y accesible biblioteca nacional.
Si de veras se
quiere una reforma educativa se necesita que los estudiantes accedan a libros y
diversidad de recursos informáticos. El lenguaje y el pensamiento se desarrolla
en la medida de las experiencias de aprendizaje y entre ellas está la lectura.
Por eso un esfuerzo del plan lector tiene que sobrepasar la escuela.
La subliteratura
o los diarios amarillos deben ser castigados no siendo comprados ni leídos. La
calidad de los ciudadanos puede demandar otra preocupación por lo que se lee y
en consecuencia otra preocupación por lo que se piensa.
Finalmente, no
sólo necesitamos un plan para leer sino muchos para escribir y muchos para
razonar y pensar, es decir, una cultura de la lectura que ayuda a humanizar la
humanidad.
Arequipa,
octubre del 2012
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