martes, agosto 13, 2013

DISCURSO EN LA BODAS DE PLATA Sábado 1 de diciembre del 2012

Queridos docentes, queridos amigos.

Han pasado 25 años desde que egresáramos de éstas aulas. Y 25 años no pasan en vano. Es un cuarto de siglo. No sólo nos hemos envejecido sino que además hemos madurado, una cosa es tener 25 años y otra es tener un año repetido 25 veces. Si sumamos toda la experiencia acumulada por todos en todos estos años hemos tenido en nuestras mano miles de niños o adolescentes capaces de ser mejores ciudadanos para producir cambios. Y es que la vida es esencialmente producir cambios. Y esto lo aprendimos en las aulas, en los patios, en esta facultad, en esta universidad, de nuestros docentes, de nuestros compañeros, de nuestras discrepancias, de nuestros esfuerzos, de nuestras familias, de nuestro pueblo.

1. La época en que vivimos
Somos parte de lo que los antropólogos llama la generación Baby boomer (explosión de natalidad, como el hecho de tener muchos hermanos) y somos parte de la generación X porque fuimos testigos de grandes cambios como la caída del Muro de Berlín, la explosión del Challenger, las privatizaciones, vimos la aparición y difusión del Sida.

Sin embargo, somos una generación antes que una promoción. Una generación sobrepasa los marcos de un año cronológico. Lo que vivimos e hicimos van más allá de uno o cinco años. Venimos de los años 70, estudiamos en los 80 y trabajamos desde los 90. Es un continuo inacabable.

Quiero que recuerden que dos años antes de empezar a estudiar en la UNSA, (1978 y 79) hubo dos largas huelgas del sutep,  triunfaba la revolución nicaragüense, se promulgó la nueva constitución peruana. En 1980 sendero luminoso empezaba en Chuschi su guerra popular con tremendas consecuencias hasta la actualidad. En ese mismo año (1980) Belaunde empezaba su segundo gobierno pero terminamos a mediados del gobierno de García con toda la hiperinflación que conocímos. Así de convulsionada fue nuestra época.
Pero vivimos también la época de la música de romántica de Camilo Sesto, la disco post Travolta, los Menudo, los Jarkas y el Wayayay, Víctor Jara, Martina Portocarrero, hasta Chacalón o Pintura Roja. Somos herederos de ese contexto que no sólo influyó en nuestro aprendizaje sino que, como dice Lev Vigotsky, fue parte de nuestro aprendizaje.

2. La época que hicimos:
Como olvidar nuestros primeros días cuando éramos cachimbos. Ingresar a la universidad fue esfuerzo de nuestros padres o familiares a quienes estamos muy agradecidos. Éramos mayormente adolescentes y solteros, y en algunos casos éramos casados y con familia, pero cualquiera que fuese el estado civil teníamos esas ganas de estudiar, de aprender, de ser profesores.

Vivimos la época universitaria donde no había computadoras, ni TV a color o TV por cable, ni proyector multimedia, ni celular, ni robótica, ni fotocopiadora o pizarras inteligentes. Pero aprendimos muchos de la pregunta, de la máquina de escribir, del stencil, de la lectura de libros físicos, de la dialéctica en el aula, de las visitas de campo cuando de los exámenes o las prácticas pre profesionales o de nuestras tesis.
Recuerden que estudiamos muchos años en el pabellón antiguo, de sillar, tipo de colonial, con pileta en el centro. Somos prácticamente los últimos en estudiar en ese pabellón de sillar. Recuerden el aula de instrucción programada en el segundo piso, la biblioteca con el Sr. Carcausto o impresiones con el Sr. Pedrito, la limpieza de las aulas con el Sr. Bernedo o  Chayña; la secretaria,  Sra. Laura, Sheyla o Maritza.
Como no olvidar a nuestros distinguidos catedráticos, decanos y a nuestros profesores.
Así por ejemplo en el primer año, los inmensos cuadros sinópticos de un extremo a otro de la pizarra de don Genaro Rodríguez con inmenso carro blanco; como olvidar los extensos dictados del profesor Fuentes para aprender a redactar solicitudes o memoriales; las clases serias y cargadas de datos de Biología a cargo de Ezquivel; el tono de voz bajito y sereno de un exigentemente puntual profesor que cerraba la puerta a las 7 de la mañana, Don Berting Flores. Las clases alegres aunque difíciles de Matemática de la profesora Rosita.
Pero en ese primer año nos marcó hasta hoy, la lucidez académica, el estilo impecable desde todo punto de vista, sus dotes altamente impresionantes de sus clases y la eterna discusión epistemológica del carácter científico de la pedagogía a la luz de las lecturas de Piscoya con nuestro distinguido profesor Dr. Javier Talavera Salas.

En igual nivel, con alegría y un intenso optimismo, donde aprendimos a usar fichas, a subrayar, a tomar apuntes, a emplear el método EFGHI y todo ese mundo maravilloso de los métodos y técnicas del estudio que hoy los psicólogos educativos se refieren como “estrategias de aprendizaje”, a cargo de nuestro hoy vicerrector académico, Dr. Víctor Hugo Linares Huaco.

También debemos recordar que en segundo cada uno iba a su  especialidad. No existía la especialidad de primaria ni la de idiomas o informática o educación física. Lengua y literatura se creó un año después. Allí cada uno tiene sus recuerdos, y reconocemos el valor imponderable de distintos profesores como los doctores Walter Fernández, Hernán Portugal, Arce en Matemáticas; Pajarito Valdez, Cisneros Cuadros, Uchurajón en Sociales; Bacacorzo, Callata, en Lengua y Literatura, a don Renato Cáceres o Edwin Bernedo en bioquímicas, a Angélica Flores en inicial.  Recordamos también a Isaac Tapia, a Rolando Cornejo, a Tomás Oporto, a Martín Mestas, a Guillermo Salinas, a Eduardo Chacón, entre otros, disculpe las omisiones.

Nuestra promoción, o mejor nuestra generación, fue gestora de las Escuelas de Verano, verdaderos laboratorios de aprendizaje en beneficio de los pueblos jóvenes no sólo de Arequipa sino de sur país como Puno, Cuzco, Tacna, Ica, Ayacucho, Lima, etc. Estas y otras actividades fueron obra del Centro Pedagógico de Investigación y Proyección Social “César Guardia Mayorga”. Fuimos la promoción que realizó dos subidas exitosas al volcán Misti, nuestra participación en el I Congreso de Pedagogía Científica en LIma, y la organización de los Encuentros Nacionales de Estudiantes de Educación que luego se volvieron Congresos Nacionales, hasta la actualidad. Fuimos una generación diversa con consensos y descensos, con muchas pasiones. Nos gustaba, y aun nos gusta preguntar porque de ella surge la verdad, a mayor cantidad de preguntas mayor cantidad de respuestas. También fuimos una generación que luchó en las calles por la defensa de la autonomía de la universidad, de las rentas, de un nuevo estatuto agustino hoy vigente. Un grupo de compañeros ingresamos en huelga de hambre en defensa del rango profesional de la carrera antes que “mando medio”. Cultivamos el deporte y la música, la poesía y sobre todo el estudio. De todo ello nos sentimos orgullosos y gracias a todos por hacernos igualmente diferentes. Será por eso que García Márquez dijera: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

3. La época que construiremos
Finalmente, llevamos el nombre de la promoción al insigne maestro Manuel José Antonio Encinas Franco, excelente profesor de la 881, rector de San Marcos, hombre de izquierda y verdadero maestro en varios campos como la antropología, el derecho y esencialmente la educación. Como herederos de este legado
Nos toca ahora, en los años que viene a seguir con redoblado esfuerzo construyendo el mañana, construirlo día a día, con nuestros hijos y con nuestros estudiantes. Aunque seamos vilipendiados por los sucesivos gobiernos, aunque ser profesor sea una forma peligrosa de vivir. Como dijera Manuel Escorza “Yo te digo, a pesar del dolor, a pesar de las patrias derrumbadas, ama a los gorriones. Amigos, aunque os golpeen, jamás perdáis la fe; aunque vengan días sucios, jamás perdáis la fe, aunque yo mismo os ruegue de rodillas, no me creáis, amad la vida, y guardad rocío para que las flores no padezcan las noches canallas que vendrán!”

Colegas de la promoción, nos ha tocado el reto de aprender y enseñar. Somos eternos estudiantes, y recuerden que la vida es un incesante aprender. No sigamos la ruta de quienes creen que la vida es un carnaval o una diversión. Aquellos viven sólo instantes que se pierden, como dice Eduardo Galeano, son fuegos “bobos”, no alumbran ni queman. No sigamos tampoco aquellos que creen que la vida es una pelea, una lucha permanente, una incesante batalla. Por eso ven aliados y enemigos, ven sus intereses y sus juegos de estrategias. Ni la vida es un carnaval ni la vida es eterna pelea. La vida es aprender, y hoy 25 años después redoblamos nuestra fuerza y voluntad para volver a estas aulas que, parafraseando a Marco Martos “No es este tu país, (NO ES ESTA TU UNIVERSIDAD) porque conozcas todos sus linderos,  ni por el idioma común,  ni por los nombres de sus muertos. Es este tu país, (ES ESTA TU UNIVERSIDAD) porque si tuvieras que hacerlo,  lo elegirías de nuevo,  para construir aquí todos tus sueños”. 

Muchas gracias,


Gabriel Vela Quico.

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